5/4/16

Boarder Adventure

Estando en Chachapoyas (Perú) y queriendo ir a Vilcabamba (Ecuador), se planteaba la opción de bajar a la costa, pasar la frontera y volver a subir. O... Cruzar por La Balsa (la que elegimos). La opción segura, corta y con cierta nota de aventura. Se llama La Balsa porque antes se cruzaba el río que hace de frontera con una tal. Ahora está el "Puente Internacional de la Concordia". Y tres o cuatro casas a cada lado de la frontera. Os contamos el proceso frontreril. Con ustedes, Boarder Adventure.

Intentando salir de Cachapoyas el día 29 a las 13h, nos informa el conductor del bus de que ha habido un derrumbe en la carretera por las lluvias, y que los buses de momento sólo van hasta un pueblo con nombre de persona, Pedro Ruiz, a una hora y 5 soles al norte. Pero que puede que reabran la carretera en algún momento. Así que bueno, tomamos la decisión de ir a ver al tal Pedro.

Llegados a Pedro Ruiz, parece que han abierto la carretera, pero el bus no sale hasta las 16h. Vamos a hablar con un policía para que nos cuente algo más del estado de la carretera. Se ha puesto a llover, y nos comenta que ir por ese tramo de carretera con lluvia puede ser peligroso. Así que esperamos: si deja de llover, nos iremos; si no, noche en Pedro. Bueno, pues noche en Pedro, porque a las 16h sigue lloviendo que da gusto... Cogemos el único hotel decente del pueblo donde hay alguien (otro que parecía en condiciones, no abre la puerta después de aporrearla durante 10 buenos minutos). Después de ver la TV un rato, salimos a tomar algo, y a mitad... Apagón!! Todo el pueblo a oscuras! Acabamos con la mitad de las existencias de cerveza del bar (una de dos que había), volvió la luz y volvimos al hotel.

30 de marzo, 8:00 AM. Nos plantamos en la oficina del bus con un sol radiante, y nos vamos con solo una hora de retraso. Salimos hacia Bagua Grande, siguiente escala otra hora y otros 5 soles al norte. Bagua-Jaén, 5 soles y 1 hora más. Sorprende no ver ni un olivo en todo el trayecto. Moto-taxi en Jaén hasta la terminal terrestre desde donde salen los buses a San Ignacio. Jaén-San Ignacio: 2 horas, 12 soles y ningún olivo. A cambio, palmeras, plataneros y puentes colgantes de los que van con cestas en varios puntos del río.

En San Ignacio, moto-taxi para cruzar el pueblo des de la terminal de buses a la de colectivos (para los nuevos: un colectivo es un taxi que compartes con más gente). ¿Por qué será tan difícil juntar las estaciones de buses? Bueno, pues toca esperar algo más de una hora hasta que aparezcan dos pasajeros más para marchar hacia la balsa. A las 15:15h aparecen dos y un bebé, y por fin nos vamos. 1h30 y 15 soles después (previa parada en el camino, pues uno de los pasajeros tenía que comprar una cámara para su moto), llegamos a La Balsa.

La Balsa, como decíamos al principio, son 4 casas en el lado peruano, y 3 en el lado ecuatoriano, con un puente en medio. Decidimos gastar nuestros últimos soles en algo consistente de comer, y después de un plato de pollo y uno de carne seca frita (que ellos mismos secaban: abrir los trozos de carne para que queden finitos, salarlos y untarlos con aceite para conservar y ahuyentar las moscas; dejar al sol unos días, retirándolos por la noche para que no ganen humedad), con sendos acompañamientos de arroz, yuca y frejoles, a las 16:30h nos disponemos a cruzar la frontera.

Un policía fronterizo con camiseta y bermudas nos va poniendo sellos en los pasaportes entre llamada y llamada al teléfono que no deja de sonar. Cruzamos la barrera peruana, el puente, la barrera-tronco en el lado ecuatoriano y buscamos la oficina de inmigración. Un oficial dormía sin camiseta encima de una moto de policía destartalada con los intermitentes colgando. El que nos atendió, al menos llevaba pantalones (creemos, pues debajo del escritorio nunca puede estar uno seguro) y camiseta. Dos sellos y a esperar a que salga la "ranchera" hacia Zumba.

Una "ranchera" no es ni un pick-up ni un coche familiar sino un camión en el que han sustituido la caja por banquetas de madera para pasajeros. Debíamos de ir en primera, pues los asientos estaban acolchados!! De 17:30 a 19h fue un paseo por valles cubiertos de selva entre orquídeas, bananeros y plantas de hojas enormes, hasta que al fin, ya de noche, llegamos a Zumba. Fuimos al mejor hostal de la ciudad, y por "solo" $20 pudimos dormir en una habitación envejecida, ducharnos en un baño enmohecido, y oír los cantos de júbilo acompañados de guitarra de la celebración cumpleañera de algún vecino. De verdad que aun así era mejor que el resto. Al menos las paredes estaban enteras, tenía agua caliente y la cama medía más de un metro de ancho...

Pero el mejor espectáculo estaba por llegar. Necesitábamos más dólares para salir de ahí en bus. Tarjeta en la ranura correspondiente... Operación no valida. Vamos a otro cajero. Lo mismo. Bueno, pues mañana temprano iremos al banco a cambiar... "Lo sentimos, señor, no cambiamos euros". "Y hay alguna casa de cambio?". Ninguna. Ops!! $17 cuesta el bus, $15,20  es lo que tenemos en el bolsillo. Y sin haber desayunado. Conseguimos convencer al conductor del autobús de que le adelantábamos $10, y al llegar a Vilcabamba, iríamos al cajero a sacar dinero para pagar el resto. Y así nos quedaban $5 para comprar un poco de agua y algo que llevarnos a la boca. 10:00h salida puntual del bus (!!). El trayecto es un paseo a ritmo de vaca (media de 15-20 km/h) por caminos de tierra tortuosos llenos de derrumbes, hasta que llegas a un trozo con el firme de cemento lleno de derrumbes, y la velocidad se vuelve vertiginosa: media de 35-45km/h. Parada a comer porque le entró hambre al conductor, etc. Y a las 15:30h, llegados a Vilcabamba, salía Jordi corriendo del bus a buscar un cajero mientras el resto de pasajeros esperaba a que saldáramos cuentas. Pero los increíbles paisajes hicieron el viaje ameno.

Conseguido. Ya sólo quedaba buscar un sitio con WiFi para contactar con Alba y Marc... "Anda!! Alba! Marc!"" Jordi! Ana! Ya habéis llegado!! Qué tal?..." Nos encontramos de casualidad en la calle. Pero esto es material para la próxima entrada.

2 días de viaje. Un apagón. Derrumbes. Policías adormitados en fronteras solitarias. Paisajes increíbles y frondosos. Y ningún olivo. El viaje mereció la pena. Y ya estamos en Vilcabamba. Hasta otra, Perú. Hola, Ecuador.

***********************

Estant a Chachapoyas (Perú) i volent anar a Vilcabamba (Equador), es plantejava l'opció de baixar a la costa, passar la frontera i tornar a pujar. O... Creuar per La Balsa (la que vam escollir). L'opció segura, curta i amb certa nota d'aventura. Es diu La Balsa perquè abans es creuava el riu que fa de frontera amb una tal. Ara hi ha el "Puente Internacional de la Concordia". I tres o quatre cases a cada banda de la frontera. Us expliquem el procés frontreril. Amb tots vostès: Boarder Adventure.

Intentant sortir de Cachapoyas el dia 29 a les 13h, ens informa el conductor del bus que hi ha hagut una esllevissada a la carretera per les pluges i els busos de moment només van fins a un poble amb nom de persona, Pedro Ruiz, a una hora i 5 soles cap al nord. Però que pot ser que reobrin la carretera en algun moment. Així que... anem a veure el tal Pedro.

Arribem a Pedro Ruiz, sembla que han obert la carretera, però el bus no surt fins a les 4. Anem a parlar amb un policia perquè ens digui alguna cosa sobre l'estat de la carretera. S'ha posat a ploure, i ens comenta que anar per aquest tram de carretera amb pluja podria ser perillós. Així que esperem: si deixa de ploure, marxem; si no, nit a Pedro. Bé, doncs nit a Pedro, perquè a les 4 segueix plovent amb ganes... Agafem l'únic hotel decent del poble on hi ha algú (l'altre que semblava en condicions, no obre la porta ningú després de rebaixar-li la voluntat a cops durant 10 minuts ben bons). Després de veure la TV un rato, ja de nit, sortim a prendre alguna cosa. De cop, a mig got... Adéu, llum!! Tot el poble a les fosques! Acabem la meitat de les existències de cervesa del bar (una de dues llaunes que tenien), torna la llum i tornem a l'hotel.

30 de març, 8:00 AM. Ens plantem a l'oficina del bus amb un sol radiant, i sortim només una hora tard cap a Bagua Grande, següent escala una hora i 5 soles cap al nord. Bagua-Jaén, 5 soles i 1 hora més. Sorprèn no veure ni un oliver en tota la província. Moto-taxi a Jaén des de la parada del bus fins a la terminal terrestre desde d'on surten els busos a San Ignacio. Jaén-San Ignacio: 2 hores, 12 soles i tampoc hi ha olivers. A canvi, palmeres, plataners, arrossars i ponts penjants dels que van amb cables i cistelles, en diversos punts del riu.

A San Ignacio, moto-taxi per creuar el poble desde la terminal de busos a la de colectivos (per als nous: un colectivo és un taxi que comparteixes amb més gent). On deu raure la dificultat intrínseca de fer que cada ciutat tingui una sola terminal de busos enlloc de moltes i desperdigades? En fi. Un cop arribats, toca esperar una mica més d'una hora fins que facin cap dos passatgers més per a anar tirant cap a La Balsa. A les 15:15 apareixen un home, una dona i un nadó i per fi marxem. 1h30 i 15 soles més tard (previa parada a mig camí, ja que un dels passatgers havia de comprar una càmara per a la roda de la seva moto), arribem a La Balsa.

La Balsa, como dèiem unes línies més amunt, són 4 cases (entre elles un casino per gastar les últimes monedes locals) al costat peruà, i 3 al costat equatorià, amb un pont al mig. Decidim gastar els nostres últims soles en alguna cosa més consistent que una recreativa i després d'un plat de pollastre i un de carn seca fregida (que ells mateixos eixugaven: obrir los trossos de carn perquè quedin primets, salar-los i untar-los amb oli per a conservar-los i espantar les mosques; deixar al sol uns dies, desant-los de nit perquè no tornin a agafar humitat), amb els corresponents acompanyaments: arròs, yuca i frejoles, a les 16:30 ens disposem a creuar la frontera.

Un policia aduaner amb camiseta i bermudes ens va posant els segells als passaports entre trucada i trucada del telèfon que no para de sonar. Creuem la barrera peruana, el pont, la barrera-tronc al costat equatorià i busquem l'oficina d'immigració. Un oficial dormia sense samarreta damunt d'una moto de policia desmanegada amb els intermitents penjant (els de la moto, s'entén). El que ens va atendre, com a mínim, tenia la decencia de portar pantalons (suposem; sota l'escriptori no es veia) samarreta. Dos segells i a esperar que surti la "ranchera" cap a Zumba.

Una "ranchera" no es ni un pick-up ni un cotxe familiar sinó un camió on la caixa s'ha substituit per bancs de fusta per a passatgers. Devíem anar a primera, perquè els seients estaven tapissats! De 17:30 a 19h va ser un passeig entre orquídies, bananers y plantes de fulles enormes, en valls cobertes de selva, fins que, ja de nit, vam arribar a Zumba. Vam anar al millor hostal de la """ciutat""", i per "només" $20 vam poder dormir en una habitació envellida i dutxar-nos en un lavabo mig florit i intentar dormir sentint els càntics alegres acompanyats de guitarra de la celebració de l'aniversari d'algun veí. De veritat que tot i així era millor que la resta. Com a mínim les parets estaven senceres, tenia aigua calentai el llit feia més d'un metre d'amplada...

Però espera't que no hem acabat. Necessitàvem més dòlars per sortir de Zumba amb bus. Targeta a l'obertura corresponent... Operació no vàlida. Següent caixer. Ídem. En fi, demà anirem al banc a canviar uns quants dels euros de reserva... "Ho sentim, senyor, no canviem euros". "I hi ha alguna casa de canvi?". Cap ni una. Ops!! $17 el bus, $15,20 a la butxaca. I sense esmorzar. Vam aconseguir convèncer el conductor del bus que li avançàvem $10 i, en arribar a Vilcabamba, aniríem al caixer a treure diners per pagar la resta. I així ens quedaven $5 per a comprar una mica d'aiguai i alguna cosa petita per calmar el tigre de l'estómac. 10:00 sortida puntual del bus (!!). El trajecte, un passeig a ritme de vaca (mitja de 15-20 km/h) per camins de terra sinuosos plens d'esllevissades, fins que arribes a un punt amb el ferm de ciment, ple de, com no, més esllevissades, amb velocitat mitja de 35-45km/h. Parada a dinar perquè al conductor li va vindre la gana, etc. A les 15:30, arribats a Vilcabamba, el Jordi sortia corrent a buscar un caixer mentre la resta del passatge esperava pacientment que cancel·léssim els deutes per seguir el viatge.

Prova superada. Ara només quedava troabr un lloc amb WiFi para contactar amb l'Alba i el Marc... "Ai Mira!! Alba! Marc!" "Ana! Jordi! Ja sou aqui! Què tal?...!" Els vam trobar de casualitat pel carrer. Però això és material per a la pròxima entrada.

2 dies de viatge. Una estona sense llum. Esllevissades. Policies endormiscats en fronteres solitàries. Paissatges increibles i frondosos. Ni un oliver. Molta aventura. El vitge va valdre pena. I ja som a Vilcabamba. Fins una altra, Perú. Hola, Equador.

***********************

Wenn man von Chachapoyas (Perú) nach Vilcabamba (Ecuador) möchte, hat man 2 Optionen: runter an die Küste, über die Grenze und wieder hoch. Oder.... In La Balsa über die Grenze gehen.: die sicherere Variante, die außerdem eine Portion Abenteuer bietet. Dort ist der "Puente Internacional de la Concordia". Und 3 oder 4 Bauten an jeder Seite des Flusses. Wir erzählen Euch die Geschichte des Grenzüberganges. Meine Damen un Herren, hier ist Boarder Adventure.

Beim Versuch, Cachapoyas am 29. März um 13h zu verlassen, werden wir vom Busfahrer informiert, dass aufgrund eines Erdrutschers die Straße nicht passierbar ist. Und zwar kommt man nur bis zum nächsten Dorf, Pedro Ruiz (auf spanisch wäre es ein so üblicher Männrename wie Peter Schmidt), eine Stunde und 5 Soles nördlich. Doch vielleicht kriegen die Bagger die Straße schnell wieder sauber, also starten wir Richtung Pedro.

Dort angekommen, fragen wir nach, und die Straße ist zwar wieder offen, aber die Strecke kann beim starken Regenfall gefährlich sein. Also entscheiden wir, zu bleiben.

Wir finden ein dezentes Hotel (das einzige dezente im Dorf, eigentlich), und nach einiger Zeit fernseh gucken (bei diesem Regen kann man wirklich nicht viel mehr tun!), bereits nach Sonnenuntergang, gehen wir runter, etwas trinken. Doch mittendrin... geht das Licht im ganzen Dorf aus. Wir trinken die Hälfte des Biervorrats des Bars (eine von zwei Dosen), das Licht kommt wieder und wir kehren zurück ins Hotel.

30. März, 8:00 AM. Jordi und Ana stehen bei prallender Sonne am Büro des Busunternehmens. Nach nur einer Stunde Verspätung fahren wir los Richtung Bagua Grande, nächster Stop eine Stunde und 5 Soles nördlicher. Bagua-Jaen noch eine Stunde und 5 Soles. Moto-taxi in Jaen von einem Busterminal zum anderen. Bus von Jaen nach San Ignacio. 2 Stunden und 12 Soles. Landschaften voller Palmen, Bananenbäume, Reisfelder und hängende „Brücken“ mit an Kabeln hängenden Holzkabinen.

In San Ignacio, moto-taxi zur anderen Dorfseite: vom Busbahnhof zum Colectivo-Bahnhof (für die Neuen: ein Colectivo ist eine Art Sammeltaxi). Woran liegt die Schwierigkeit, in jeder Stadt ein einzelner ÖV-Bahnhof zu haben statt mehrere zerstreute? Na gut. Am genannten Bahnhof angekommen, warten wir eine Stunde, bis das Auto voll war, um nach La Balsa zu fahren (– Es fehlen nur zwei Leute! – Von wievielen? – Von vier. Also sind wir erstmals die einzigen). Um 15:15 kamen Mann, Frau und Baby und wir fuhren endlich los. 1h30 und 15 Soles später (mit Zwischenstopp, da der Herr ein Schlauch für sein Motorrad aufen musste), kommen wir endlich an die Grenze.

La Balsa, wie oben gesagt, sind 4 Gebäude an der peruanischen Grenzenseite (samt Spielhalle, wo man die letzten Soles ausgeben kann), 3 Gebäude an der ecuadorianischen Seite, und eine Brücke dazwischen. Wir entscheiden, unsere letzten Soles an etwas auszugeben, was den Magen mehr füllt als ein Glücksspiel. So dass nach einer Portion Hähnchen und einer Portion fritiertes, getrocknetes Fleisch (das sie selbst trocknen: man schneide die Fleischstücke sehr dünn, man salze sie und streiche sie mit öl, um die Fliegen davon abzuhalten, auf dem Fleisch „rum zu laufen“, man lasse es mehrere Tage in der Sonne, in der Nacht aber nicht, damit sie keine Feuchtigkeit zurückgewinnen), mit entsprechenden Beilagen: Reis, Yuca, Bohnen, laufen wir um 16:30 in Richtung Grenzkontrolle. 

Ein Zollpolizist in T-Shirt und Shorts stempelt unsere Pässe zwischen einem Telefonat und dem nächsten. Über die peruanische Schranke, über die Brücke, über den ecuadorianischen Baumstamm und zur ecuadorianischen Grenzkontrolle. Einer der Polizisen schläft in Unterhose auf einem zertrümpelten Polizemotorrad. Derjenige, der uns die Pässe bestempelt, hat zum Glück mindestens ein T-shirt an (von einer Hose gehen wir aus, unter dem Schreibtisch sieht man es nicht).Zwei Stempel später warten wir auf die „Ranchera“ nach Zumba.

Eine „Ranchera“ ist ein LKW, auf dessen Ladefläche einige Sitzbänke sind, auf denen die Passagiere sitzen. Wahrscheinlich erwischen wir die erste Klasse, da die Sitze gepolstert sind!! Von 17:30 bis 19h erleben wir einen Safari im Regenwaldtal, umgeben von Orchideen, Bananenbäumen und Pflanzen mit riesigen Blättern. Es ist bereits dunkel, als wir endlich in Zumba ankommen. Wir schlafen für $20 im besten Hotel der """Stadt""": ein Zimmer mit Bad, warmem Wasser und verschimmelten Wänden. Aber es ist wirklich das beste was es gibt.

Das beste steht allerdings noch vor uns. Wir brauchen Dollars, um Zumba mit dem Bus zu verlassen. Kreditkarte in den entsprechend Schlitz... Vorgang nicht möglich. Nächstes Geldautomat... Vorgang nicht möglich. Na ja, dann gehen wir Morgen früh zur Bank und lassen ein paar Euro wechseln. „Es tut uns Leid, Herr, wir nehmen keine Euros an“. „Gibt es irgend ein Wechselbüro?“ Keine einzlene Möglichkeit, in diesem abgelegenen Ort ein Dollar zu kaufen!!! So... Busticket $17, in unserer Tasche $15,20. Und kein Frühstück gehabt. Wir können zum Glück den Fahrer überreden: wir geben im $10, und den Rest in Vilcabamba, wo Geldautomaten sind. So haben wir $5 für etwas Wasser und etwas für den Magen. Um 10h, pünktliche (!!) Abfahrt, Spazierfahrt im Kuh-Tempo (Durchschnitt 15-20 km/h) auf einer wendigen, ungeteerten Straße voller Erdrutscher, bis diese ab einem gewissen Punkt zu einer benonierten Straße voller Erdrutscher wird (Durchschnitt 35-45 km/h). Wir kommen überraschend schnell in Vilcabamba an: Fünfeinhalb Stunden später haben wir die 150 km hinter uns. (Samt Stopp für die Mittagspause, da der Fahrer irgendwann Hunger bekommen hat. Und wir auch, aber: kein Geld, kein Essen). So, in Vilcabamba angekommen rennt Jordi zum Geldautomaten, während alle Passagiere im Bus warten, und wir unsere Schulden begleichen.

So, jetzt nur ein Cafe mit WiFi finden, und Alba und Marc kontaktieren... „Oh, schau mal! Alba! Marc!“ „Ana! Jordi! Ihr seid schon da!“ Wir treffen sie zufällig auf der Straße. Aber das ist Stoff für den nächsten Post...

2 Tage Reise. Eine Stunde ohne Strom. Erdrutscher ohne Ende. Schlafende Politzisten an abgelegenen Grenzen. Unglaubliche Landschaften. Jede Menge Abenteuer. Die Reise war es wirklich Wert, und wir sind in Vilcabamba. Auf wiedersehen, Peru. Hallo, Ecuador.











Chachapoyas: Kuelap + Gocta

Després d'uns dies a la costa, tornem a pujar a la muntanya. Chachapoyas (traduit, "els habitants dels núvols), és en una zona de cella de selva. Relativament poc frondosa, però sempre humida, mig ennuvolada (d'aquí el nom) i sovint plujosa. El centre de la ciutat té cert encant, però el més interessant és pels voltants: una ciutat pre-inca, cascades, natura, els sarcòfags de Karají, etc. De tot, per temps i pressupost, vam visitar la ciutadella de Kuelap, i la cascada Gocta.

Kuelap és a dalt d'un turó, i fa 600 metres de llargada per uns 100 d'amplada. Fins que (suposadament a l'estiu d'aquest any) acabin el telefèric que en 10 minuts portarà els visitants des del peu fins a dalt, hi ha 3 hores de camí des de la ciutat fins a les ruines. 2,5 km més a peu des de les guixetes, i arribes als murs de la ciutat, amb entrades de "coll d'ampolla". Així, com deia el guia, "només calia un martell i els anaves pelant quan anaven entrant d'un en un per l'entrada estreta." La vegetació ha guanyat bastant de terreny a la ciutat, tot i que, en ésser vegetació exòtica (Arbres, lianes, bromèlies vermelloses...) els dóna un aire ben bonic a les ruines.

Les 420 cases tenien planta rodona per a resistir els terratrèmols, i estaven lleugerament elevades per combatre la humitat del terreny. Era lloc de culte, i molta gent arribava de llocs remots portant ossos d'algun familiar per tal d'enterrar-los allà, seguint la creença que així l'esperit d'aquest romandria en un lloc sagrat. Una costum més curiosa era la d'enterrar el avis junts, creient que així augmentava la fertilitat de la famílila. Però junts, vol dir junts, així que si un moria primer, treien els aliments d'una espècie de fresquera, i hi posaven el cos, que esperava pacientment (com si tingués gaire cosa més a fer...) a que l'altra part del C.A.F. (consorci d'avis de la famlília) se li unís, moment en què els dos cossos eren enterrats junts i alhora.

Gocta era una cascada qualsevol. Era alta, vivia tranquila en una zona de muntanya, indiferent als seus habitants, que la corresponien amb la mateixa indiferència. Fins que un dia un estrujen va arribar i la va medir, i ho va dir als paparazzis. De tot arreu van arribar per fer-s'hi fotos, com qui se les fa amb algú famós. De fet, no és desmerescuda la fama. Durant un temps, els seus 770 metres d'alçada (i que l'alemany se la sabia més llarga que la seva cinta mètrica) la van pujar al tercer lloc del Campionat mundial de cascades. No és que de tant de temps mullada s'hagi encongit, és que no va ser mai la tercera, sinó la setzena, però o bé no se'n coneixien tantes, o es feia veure que no, o estaven sense medir. En qualsevol cas, ara va rebent algun visitant, i els locals ho aprofiten per fer-hi quartos (i de quina manera, oju preus!!) Va valer la pena la caminada de 2 hores d'anada i 2 de tornada, més l'hora i mitja de pujada amb bat de sol des de la carretera general fins al poble/inici-oficial-de-la-caminada, ja que en no haver-hi gairebé turistes per la temporada baixa, no vam trobar cap moto-taxi que ens pugés. Sort que una família americana ens va recollir i ens va estalviar l'últim quilòmetre fins al poble... L'Ana va desistir a mitja tornada (la veritat és que no eren més de 12 quilòmetres anar i tornar, però amb la pujada inesperada del principi, i les pujades i baixades del camí, es feia dur), i vam fer una carrera mula contra ruc (a la mula hi anava l'Ana, el ruc era el Jordi corrent baixades avall i treient la lleguna a les pujades). Per cert, que va guanyar el ruc...

La cascada en si, 770 metres de caiguda repartida en dos salts: un d'uns 250 i l'altre, a sota, d'uns 520. Hauríeu hagut de viure la ventada provocada per l'aigua, que arribava baix atomitzada. 30 segons i rajàvem com si haguéssim estat sota la dutxa, i això que érem a més de 100 metres, no pas sota el salt! El pare de la famíilia americana cridava "és com ser al mig d'un huracà!!"

**************************

Después de unos días en la costa, volvemos a subir a la montaña. Chachapoyas (traducido, "los habitantes de las nubes"), está en una zona de ceja de selva. Relativamente poco frondosa, pero siempre húmeda, medio nublada (por eso el nombre) y a menudo lluviosa. El centro de la ciudad tiene un cierto encanto, pero lo más interesante son los alrededores: una ciudad pre-inca, cascadas, naturaleza, los sarcófagos de Karají, etc… De todo esto, por tiempo y presupuesto, lo que hemos visitamos nosotros es la ciudadela de Kuelap y la cascada de Gocta. 

Kuélap se encuentra en lo alto de una colina, y tiene 600 metros de largo por 100 de ancho. Para llegar hasta aquí, hay 3 horas en minivan des de Chachapoyas, aunque (supuestamente para este verano) estará acabado el teleférico que llevará a los visitantes a las ruinas de Kuélap en solo 10 minutos desde Tingo (a una horita de Chachapoyas)!! Menuda diferencia. Una vez llegado a las taquillas, hay que caminar 2,5km para llegar hasta los muros de la ciudadela, con entradas de “cuello de botella”. Así que como decía el guía, “con este tipo de entradas, por las que al fondo del todo solo pasa una persona, era suficiente tener un martillo para írselos cargando de uno en uno tal como entraban”. 

La vegetación ha ganado bastante terreno a la ciudad, aunque, al ser vegetación exótica (árboles, lianas, bromelias rojizas...) les da un aire bien bonito a las ruinas.

Las 420 casas tenían planta redonda para resistir los terremotos, y estaban ligeramente elevadas para combatir la humedad del terreno. Era lugar de culto y mucha gente llegaba de sitios remotos trayendo huesos de algún familiar para enterrarlos allí, siguiendo la creencia de que así su espíritu moraría en este lugar sagrado. Una costumbre más curiosa era la de enterrar juntos a los abuelos, pues se creía que así aumentaría la fertilidad de la familia. Pero juntos significa juntos, así que si uno moría primero, sacaban los alimentos de una especie de fresquera, y guardaban ahí el cuerpo, que esperaba pacientemente (como si tuviese mucho más que hacer…) a que la otra parte del C.A.F. (consorcio de abuelos de la familia) se le uniese, momento en el cual los dos cuerpos eran enterrados juntos y a la vez.

Gocta era una catarata cualquiera. Era alta, vivía tranquila en una zona de montaña, indiferente a sus habitantes, que le correspondían con la misma indiferencia. Hasta que un día un estrujen llegó y la midió, y se lo dijo a los paparazzis. De todas partes llegaron para sacarse fotos con ella como si de un famoso de altura se tratara. De hecho, no es fama desmerecida. Durante un tiempo, sus 770 metros de altura (y la astucia del alemán) la levantaron al tercer puesto del Campeonato mundial de cataratas. No es que de tanto de tiempo en remojo haya encogido, es que nunca fue la tercera, sino la decimosexta, pero o bien no se conocían tantas, o se miraba a otro lado, o la conocidas estaban aún por medir. En cualquier caso, ahora va recibiendo algún visitante, cosa que los locales aprovechan para hacer dinero (y de qué manera, menudos precios!!). 

Mereció la pena la caminata de 2 horas y pico de ida y lo mismo de vuelta. Más la hora y media de subida, con el Lorenzo dándole duro, des de la carretera general hasta el pueblo/inicio-oficial-de-la-caminata, ya que al no haber apenas turistas por ser temporada baja, no encontramos moto-taxi que nos subiese hasta el inicio de la caminata. Por suerte una familia norteamericana nos recogió y nos ahorró el último kilómetro hasta el pueblo... Ana desistió a mitad de la vuelta (la vedad es que en un principio, no eran más de 12 kilómetros ida y vuelta, pero los 5 km de subida inesperada hasta el pueblo, y las constantes subidas y bajadas del camino a la catarata hicieron la ruta bastante dura.). Así pues, hicimos una carrera mula contra burro (en la mula iba Ana, el burro era Jordi corriendo pendiente abajo y sacando la lengua cuesta arriba). Por cierto, ganó el burro...:P

La catarata en si, 770 metros de caída repartida en dos saltos: uno de unos 250m y el otro, debajo, de unos 520m. Increíble que vivir la ventolera provocada por el agua, que llegaba a la base atomizada. 30 segundos y estábamos chorreando, calados como si hubiésemos estado una hora bajo la ducha, y eso que estábamos a más de 100 metros del salto, no bajo éste! El padre de la familia norteamericana gritaba "¡¡es como estar en medio de un huracán!!"

**************************

Zurück auf die Berge nach einigen Tagen an der Küste. Chachapoyas (Quechua für "die Bewohner des Wolken"), befindet sich in einem waldigen Gebiet, immer feucht, halb bewölkt (daher der Name), wo es sehr oft regnet. Die Innenstadt hat einen schönen Flair, aber interessanter ist die Umgebung: eine prä-inka Stadt, Wasserfälle, Natur, Sarkophagen in Karajía usw. Von allem, aus Zeit und Budget-Gründen besichtigten wir die Zitadelle von Kuelap und der Gocta-Wasserfall. 

Kuélap befindet sich oben auf einem Hügel und ist ca.600 meter lang und 100 meter breit. Die Fahrt dauert ca. 3 Stunden von Chachapoyas, aber wenn die Kabelbahn fertig gebaut ist (voraussichtlich im Sommer), werden 2 dieser Stunden auf 10 Minuten gekürzt sein (von Tingo nach Kuelap sind nun 2 Stunden). Vom Ticketcenter bis an die Zitadlle sind es 2,5km Lauf. Die Mauer hat Flaschenhalsartige Eingänges, so dass, wie unser Guide sagte: “Mit solchen Eingängen, wodurch am Ende nur eine Person passt, reichte ein Hammer, um die Feinde einer nach dem anderen außer Betrieb zu setzen, wenn sie reinkamen“. 

Die Pflazen haben die verlassene Stadt besiedelt, doch weil es sich um exotische Pflanzen handelt (Bäume, Lianen, rötliche Bromelias, ...), verschönt es die Ruinen, die teils wie ein botanischer Garten aussehen. 

Alle 420 Häuser hatten einen runden Grundriss, um die Erdbeben zu widerstehen, und waren leicht erhöht, um wiederum die Feuchtigkeit zu trotzen. –es war ein Kultort, so dass viele Leute aus der Ferne kam, die Knochen von verwandten mitbringend um diese in der Stadt zu bestatten, damit die Geister dieser Verwandten im heiligen Ort ruhten. Eine noch kuriösere Sitte bestand darin, Opa und Oma zusammen zu bestatten, um, dem Glauben nach, die Früchtbarkeit der Familie zu verbessern. Doch zusammen bedeutet ja zusammen. Also wenn einer früher starb (was selbstverständlich fast immer der Fall war), nahm die Familie die Lebensmittel aus einer Art im Boden gegrabenen Kühlfach und bewahrte dort die Rest des zuerst verstorbenen auf, bis die andere Partei denselben Schicksal erlebte. Erst dann wurden beide Körper zusammen (und gleichzeitig) endgültig beerdigt. 

Gocta war ein normaler, unbekannter Wasserfall. Der war groß und schlank, und lebte in Frieden in einem bergigen Gebiet. Er ignorierte die Bewohner der region, die genauso mit ihm umgingen. Bis ein deutscher kam, ihm die Maße nahm, und die Tat mit großer Trommel in der internationalen Presse erscheinen ließ. Für einige Zeit belegte Gocta den 3. Platz in der „Wasserfall-Weltmeisterschaft“. Die schrümpfte nicht mit der Zeit, wie es mit der Wäsche oft passiert, sondern es wurden einerseits neue Wasserfälle entdeckt, andere genau gemessen, ... Damit senkte er auf Platz 16 im Weltrang. Auch nicht schlecht, Gocta, keine Sorge. Heutzutage kommen ab un zu Touristen, was die Locals nutzen um Geld zu verdienen (Was für Preise, die herrschen!!) 

Es war’s jedenfalls Wert, über 2 Stunden hin und gleiches zurück zu laufen (plus 1,5 Stunden von der Hauptsraße hoch zum Dorf/offizieller Laufstartpunkt). Die Nebensaison hat Vorteile, doch dadurch gab es so wenige Touristen, dass es unmöglich war einen Mototaxi zu finden, die uns fuhr. Glücklicherweise fuhr eine Familie aus Pennsylvania an uns vorbei und nahm uns mit für den letzten Kilometer bis zum Dorf. 

Anas Willen gab auf auf halbem Rückweg (es waren nicht mehr als 12 km hin und zurück, doch die zusätlichen 5km bergauf am Anfang, und die steilen Bergauf-bergab-strecken machen es schon zu einer relativ harten Wanderung). Also starteten ein Wettrennen Pferd gegen Esel (Ana ritt auf dem Pferd, das Esel war Jordi, rennend und laufend so gut er noch konnte). Übrigens, Esel siegte...

Der Wasserfall an sich, 770 Meter in zwei Sprüngen: oben 250m, unten 520m. Ihr hättet den starken Wind erleben sollen, verursacht durch das Wasser, was wie Nebel unten ankam. Nach wenige Sekunden unten (ca. 100m weitweg von Gocta) waren wir Patschnaß, als hätten wir eine Stunde unter der Dusche gestanden. Der Vater der Ami-Familie schrie: "es fühlt sich an, wie mitten drin in einem Hurricane zu stehen!!"

Kuelap












Gocta